Una forma de trabajar con la energía y estimular el empate de sus frecuencias, es a través del uso avanzado del lenguaje. Después de todo, el lenguaje es el único sistema por el cual la inteligencia consciente se conduce, ¿o cómo podrías pensar en algo o describir un sentimiento, un paisaje o una experiencia sin usar el lenguaje?

El lenguaje crea la mente y lo hace con el alfabeto —su código de programación— donde cada letra es en sí un fórmula completa con una frecuencia establecida en base a su sonido y posición en relación a todas las demás. De otra forma nada tendría sentido y la comunicación sería imposible, es decir, cada letra está por siempre, en su posición y con un sonido establecido inalterable. “A” es y será 1(uno), siempre la primera letra y siempre sonará como “A”. Hay frecuencia en eso.

Matemática Sutil Profunda o MSP es una consolidación de sistemas de numerología que he estudiado por casi 15 años, más otras líneas de conocimiento que también incorporan Matemática y que, en conjunto, arrojan una importante y aprovechable perspectiva llena de sabiduría sobre la realidad, nosotros incluidos y el porqué todo funciona como funciona.

Por sutil, me refiero a lo no exacto, pues Espíritu es a final de cuentas multidimensional y siempre expansivo, es imposible de calcular. Sutil también se refiere a lo delicado y fino, pero no por ello débil. Todo lo contrario. Hay verdadero poder en su sutil profundidad.

Es a través de esta humilde ciencia, que he podido observar, comprobar y constatar —a través de mi propia experiencia y la de muchos otros— la tremenda fuerza que este telar, imperceptible para el ojo insensible, ejerce sobre la materia y como fija una retícula bastante bien definida y rígida alrededor de la vida de las personas y que los puede conducir, impulsar, favorecer e incluso consentir en exceso; o los puede frenar, sabotear, enjuiciar, limitar, atormentar y hasta acabar con sus vidas cruelmente. Nada de esto es una exageración. Es 100% real y, dicho sea de paso, asombroso y a veces estrujante de contemplar, una y otra vez.

Todos estos grandes y estridentes contrastes de oscilación son —en su mayoría— imposibles de alterar duraderamente por las capacidades psíquicas intuitivas humanas como el razonamiento, la intención, la fuerza de voluntad, etc. ya que todas ellas están gobernadas desde una capa mucho más profunda y fundacional del individuo. Dicho de otro modo, la neuroplasticidad misma del cerebro de cada persona se construye y organiza desde su “fórmula/frecuencia”. El pensamiento provendrá desde esa configuración base. Es una sinergía que, si bien puede modificarse a través de la experiencia y desarrollo evolutivo, usualmente sucederá por medio de experiencias amargas, excepcionalmente difíciles —y desafortunadamente— la mayoría de las veces, la persona aprenderá desde su mente animal con una perspectiva de victimización, limitando a futuro su experiencia de vida y con ello, sus posibilidades de autorealización.

Citando nuevamente a Einstein: